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  1. Hora y media

    lunes, 29 de abril de 2013


    Sentado frente a la computadora, en la mesa de un pequeño local clase B, el café no es bueno, tampoco malo; pero se enfría rápidamente. Lo gracioso es que no me gusta el café muy caliente, pero frío da asco. Pero que se puede esperar… si el precio es bajo y solo estoy aquí para hacer tiempo y asistir a un concierto, en esta ocasión de música clásica.

    Risas exageradas y fingidas llenan un ambiente calmo, si lo piensan un poco, tendrán razón; son unos gringos, siempre hablando tan fuerte, riendo tan fuerte, siempre llamando la atención de cualquier ser a su alrededor. Por fin se retiraron, tal vez ahora pueda dejar de escribir sobre trivialidades para pasar a algo más profundo, para permitirme pensar un poco, incluso expandir mis horizontes mentales. ¿A quién quiero engañar?.

    El café se acabó y la mesera se alejó con la intención de que no le pidiera más. –Disculpa!, ¿me puedes traer más café?- Ah, sí!. Toma mi taza y se retira un poco decepcionada por que frustre su intento de escape. Sé que no le gusta caminar al otro edificio por el café, mucho menos subir al segundo piso por unas escaleras que lucen inseguras y angostas.

    Sigo aquí escribiendo mientras espero mi café, mientras pienso en que escribir, mientras escribo sin pensar. La mesera sube casi jadeante y me entrega mi café. El “gracias” con que le recibo, solo devuelve una mueca, espero ya le falte poco para terminar su turno, espero falte poco para que se enfríe mi café –no demasiado- para poder comenzar a beberlo.

    Justo cuando deseaba que la chica (la mesera) pudiera estar descansando; sube con una charola llena de bebidas. Al hipster de la mesa contigua si le recibió el “gracias” con un “de nada”, no con una mueca desdeñosa; no sé si sea porque tiene un bigote mezcla Dalí con Tizoc, o por su plática sobre Japón, Canadá, o lo apasionante que es ser hipster.

    A pesar de que es un poco menos escandaloso que los gringos, la plática me  resulta igual de intrascendente, igual de desdeñosa que la mueca que recibió mi "gracias". A continuación una chica muy sport sube y se anexa a la mesa; pierdo total interés.

    Primera vez que se traba mi computadora, apenas  iba a empezar a describirles como una chica oriental sube poco a poco, bastante ordinaria, no me explico por qué todas las orientales tienen súper chamorros. Se sienta, ordena y automáticamente le traen justo lo que no pidió; no sea si sea un asunto de como habla, o si la mesera no la escucho, entendió o simplemente le trajo otra cosa por sus ojos rasgados –cosa que no me sorprendería-.

    -¿Por qué andas tan estúpido hoy?-. Le pregunta una infante con botas aleopardadas a un moreno tipo Reik. Algo que a él le incomodo definitivamente, ya que solo respondió con un “no se” y su mirada al suelo dijo el resto. –¿Hoy también vas a ir a ponerte todo pedo?-. Es la segunda estocada que esta chica le juega en menos de dos minutos; se percibe como sus ojos pierden brillo ante tales cuestiones.

    Mientras mi café se acaba, el tiempo para irme al evento se acerca, la oriental recibe la bebida deseada. Otra mujer se agrega al cotorreo del hipster viajero, y poco a poco el moreno recupera la confianza en sí mismo que la chica rubia se encargó de dinamitar. Ahora el local luce lleno, ya la mesa de mi lado izquierdo (la del hipster) está llena ya estamos hombro con hombro. Al principio me incomodó un poco que estuvieran tan cerca ya que pueden leer con facilidad lo que escribo sobre ellos, pero ahora no tiene importancia.

    Eso es!, el moreno toma la iniciativa intentando sorprender a la niña rubia con su cámara. Le enseña las fotos, -todo un Picasso- dice ella. Lo sé, yo también me sorprendí, él solo emite un pequeño sonido en señal de desaprobación, pero lo pasa por alto, ella comienza a ver las fotos -¿por qué le tomas fotos a las viejitas?- otra cosa que decidió pasar por alto, otra cosa que cualquiera de nosotros pasaría por alto en éste tipo de situaciones, espero pueda pasar de ser el amigo a lo que él busca -imagino que ligarsela-.

    Mi café se terminó, y las ganas de ir al baño surgieron de pronto, solo espero a la mesera para pedir la cuenta, le doy el dinero justo y publico lo que viví en una hora y media de mi vida, ojalá aun alcance lugar en el concierto.